Con dos raquetas y unas pelotas, se juega al maravilloso deporte del tenis

tenis

Hoy, simplemente me sentado a mirar tenis. Sin objetivo alguno, sin tácticas, sin técnicas, sin nada, de lo que uno por defecto profesional suele observar cuando mira este deporte de la raqueta.

Dos niñas jugaban con unas raquetas y una pelota a intentar pasarla por encima de una red. ¿Simple verdad? Pues lo que es tan simple, aunque parezca increíble que lo diga alguien que lleva aprendiendo como enseñar este deporte más de 25 años. Me dado cuenta que se torna muy complicado.

Gozamos de un deporte que se puede practicar a todas las edades. Cuyo único objetivo debería ser, hacer deporte y divertirse. Hoy por unos instantes he conseguido penetrar en la verdadera esencia de lo que es el deporte que enseño. Simplemente mirando.

Por un momento, he conseguido anular de mi mente, todas esas partes de mi deporte que disfrazamos con falsedades. Y que solemos argumentar en grandes foros de tenis, o bien en reuniones con padres. Vendiendo convulsivamente, que preparamos a niños para que sean tenistas. Alabando nuestros grandes conocimientos sobre este deporte o bien tirando de nuestro nombre en una época en la que fuimos tenistas.

Llevo todo mi periodo vacacional, pensando si debía o quería seguir participando de este circo de la raqueta. Cuestionándome si deseaba entrar en algún proyecto de tenis que muestre otra competición que la que vemos en las pistas en la actualidad con los niños. Y si aparece dicho proyecto, me lanzare.

Estoy convencido de que es posible enseñar a competir y al tiempo sonreír con la seriedad que este deporte de competición requiere. Todo se basa en educar tanto a niños como a padres como a monitores, explicando los porqués de las victorias o derrotas de una forma honesta y sin engaños. Para que esos niños sigan en nuestras escuelas el máximo de tiempo posible.

No debemos hacer al niño responsable de nada, no he conocido niño alguno cuyo deseo sea perder. Con esa premisa me muevo. El solo hecho de que un niño entre en una pista a competir, ya debería ser premio suficiente para quienes les rodeamos. y no se valora con demasiada frecuencia. Pensamos que con sus victorias, justificamos nuestros salarios como profesionales de la raqueta. Y en no pocas ocasiones salarios exagerados. Mientras nos presentarnos en este mundo como verdaderos gurús de este deporte.

Pensar en todo esto, siempre me ha llevado hacerme varias preguntas. ¿Un gran jugador, esta asegurado que pueda ser un gran entrenador? ¿La enseñanza solo se basa en la experiencia que uno adquirió como jugador? ¿Y qué pasa con el niño?.

No dudo nos venga bien a los que hemos jugado esa experiencia. Aunque en mi caso, la mayor experiencia, la he adquirido, en la pista y gracias a los peques. Conociendo sus miedos, sus alegrías, sus propias circunstancias familiares, en definitiva su mundo. Un mundo que en cada uno de ellos es distinto y muy variable.

En años anteriores luche para conseguir una competición juvenil adaptada. Que se viera tan solo como formación, no como negocio. Veía que crecían las escuelas de competición y como se actuaba con los niños y sus entornos por las pistas cuando competían.

En esa lucha, debo reconocer que me sentí algo solo. Por mi manera de expresar lo que sentía, no supe ser políticamente correcto y cometí errores.

Veía un tenis en el que todo valía para conseguir un niño para nuestras escuelas. No éramos honestos a la hora de explicar cómo convenía lo que es el tenis. No supimos comunicarnos con los entornos del niño. Se intentaba Camuflar los sacrificios que requieren este deporte por parte de una familia. Sin mencionar las cualidades técnicas, físicas y de desarrollo emocional del propio niño.
Eso, sumado a que mi mente solo sentía, que el niño, practique el deporte que practique, debe ser tan solo eso, un niño, me distanció de la competición.

Luchar contra todo y todos algo solo, es muy difícil en este mundo de la raqueta. La salud psicológica de uno se resiente. Hasta que el corazón recupera fuerzas y se da cuenta y analiza sus errores y aciertos y los mira de corregir.

Es en ese momento, me doy cuenta que seré toda la vida, monitor de tenis. Haga lo que haga, me doy cuenta que por los niños y por uno mismo, merece la pena seguir aportando cosas en la pista y fuera de ella.

En esta etapa de Crisis que vivimos en todos los ámbitos de la sociedad de la que tristemente nuestro tenis no está exento. Me he dado cuenta, que es ahora cuando nuestro deporte sufre cambios que van dirigidos al tipo de enseñanza en la que creo. Lo cual por una parte me alegra, y por otra me da algo de miedo.

Noto cambios en los discursos de los responsables de las escuelas de competición juvenil. Ahora parece que si que valen algunos discursos que antes se maldecían hablando de competencias desleales.
Ahora se busca llenar las clases de niños. Ya no estamos tan centrados en el nivel de los mismos, de los que tanto en otras épocas se hablaba. Ahora el objetivo es compensar nuestras tarifas con niños.

Antes era, precios excesivos, pocos niños por clase, ahora es, precios más bajos, mas niños por clase.

Y les puedo asegurar que la segunda propuesta funciona, todo depende de las cualidades y la imaginación del monitor que trabaja con ellos.

Y no hablo de masificar escuelas ni lo hice nunca, hablo de que es posible trabajar en grupo sin excluir a nadie, ni dar más protagonismo del que merece un niño por sus cualidades o resultados.

Todo absolutamtente todo, en su etapa de juvenil, debería llamarse formación.

Voy a seguir luchando por encontrar alguien que crea que este proyecto de enseñanza es posible.
Mientras me seguiré formando en el conocimiento del propio niño como base de mi mejora como educador con una raqueta de tenis. Y sobretodo aprendiendo de monitores que en la actualidad trabajan como siento este deporte.

Por ello quiero agradecer y dedicar este pequeño escrito a monitores como; Ramón Sanroma, Carmen Perea, David Manzano, Víctor García, Rudy Almeida y seguro que muchos más. A todos vosotros, y aquellos niños que han pasado alguna vez por mi pista, Gracias porque aprendo cada día a ser mejor en la pista y fuera.

Un abrazo a todos los que podáis leerme.

David Creus (Monitor de Tenis)