Jorge Díez Pérez
Qué grande es el tenis. Sin poder contar con el número uno del mundo, en una cancha a medida de los argentinos y un ambiente más propio del fútbol, con 11.000 gargantas gritando en contra… los españoles, hicieron una demostración de fortaleza colectiva . El deporte nacional corona su año mágico, el tenis culmina un curso difícilmente repetible: a los triunfos de Nadal en Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos se une la Copa Davis.
Después del partido de dobles, que estableció el 2-1 en el marcador global, toda la responsabilidad recaía sobre Fernando Verdasco. Si conseguía ganar, la Ensaladera cruzaría el Atlántico y se quedaría en España. Y así fue. Frente a él, tenía a José Acasuso, un rival de menor entidad que Juan Martín del Potro, que fue descartado a última hora tras quedar tocado en el partido de la primera jornada frente a Feliciano López.
Verdasco supo manejar esa responsabilidad y entrará en la historia como el tenista que dio a España su tercera Copa Davis tras imponerse en el cuarto partido de la final al argentino José Acasuso por 6-3, 6-7(3), 4-6, 6-3 y 6-1 en lo que fue un encuentro épico, de casi cuatro horas de duración y con remontada incluida.
El capitán Emilio Sánchez Vicario (que renunció a la capitanía una hora después de la celebración) se mostró también a la altura de este reto histórico. Acertó en todas las decisiones. Arriesgó otorgando a López la etiqueta de número dos en la jornada inaugural y supo mover el banco para el punto definitivo, apostando por Verdasco en lugar del decaído Ferrer.
Con este triunfo España conquista su tercera »Ensaladera» y la primera a domicilio, después de los triunfos de 2000 en Barcelona ante Australia y 2004 frente a Estados Unidos en Sevilla. Por su parte, Argentina deja escapar su tercera final y deberá esperar a la próxima oportunidad.