NACHO MÜHLENBERG
¿Quién dijo que ir a un torneo de tenis es ir a ver a dos o cuatro tipos batallando para ganar el partido? ¿Y a quién se le ocurrió que es pasarse 12 horas en el recinto para empaparse de tenis? ¿Y el osado que comentó que ir a un torneo es analizar el juego, las tácticas, los golpes, los partidos o a los jugadores dentro de una pista? Así puedo estar horas. Y quién, y más quiénes, y así no terminamos más…
Me gusta hablar con entendidos de este deporte. Ya sean aficionados, jugadores, entrenadores o periodistas. Gente que vive y siente el tenis. Personas que si están en la pista Manolo Santana están a gusto y disfrutando, pero una pequeña parte de ellos está inquieta y nerviosa porque sabe que se está perdiendo algo que podría ser muy interesante en la pista de al lado – la Sánchez Vicario -, en el otro lado del recinto o mismo en la cancha de prácticas. Poder dividir el cuerpo en varias partes y estar en diferentes pistas y partidos a la vez es la sensación que todo amante del tenis tiene en este tipo de eventos.
Estos son un porcentaje de los espectadores del Mutua Madrid Open. Son los que sienten este deporte y tienen esta cita marcada en el calendario como obligatoria.
Gente a la que se les abren los ojos más de la cuenta, se le suben un poco las cejas y la boca les queda entreabierta cuando ven un revés a una mano de Dimitrov, una derecha en carrera de Nadal, la potencia y agresividad de Tsonga, la calidad de Haas o la entrega de Ferrer.
Toda moneda tiene dos caras. En este caso, la otra, es una que está muy de moda por toda España últimamente: El postureo.
El postureo es un término que nació hace relativamente poco a través de las redes sociales y las nuevas tecnologías. Se trata de expresar formas de comportamiento y de pose, más por imagen o por las apariencias, que por una verdadera motivación.
Y el Mutua Madrid Open, con su show montado en la calle comercial, la cantidad de tiendas y, sobre todo, con el stand de Estrella Damm junto al lago, con un Dj pinchando en directo, y con ‘Gin Tonics’ – también muy de moda – hacen el escenario idóneo para que el postureo reine cuando cae el sol en la capital española.
Camisa bien metida dentro del pantalón abrochadas hasta el último botón. Peinado de lado con gomina efecto mojado más duro que el cemento. Traje de arriba abajo con mocasines. Coloridos pantalones atrayendo a la primavera. Bufandas. Gorros. Sombreros. Boinas. Más peinados de lado. Cerveza o ‘gin tonics’ en mano. Leve movimiento de cabeza hacia delante y hacia atrás al ‘compás’ de la música y sonrisita pícara son algunos de los elementos y características de los hombres en el ‘Mutua Postureo Open‘.
Labios bien pintados. Perfumes que se hacen notar a algunos metros de distancia. Gafas de sol tamaño XXL. Pose por aquí… pose por allá. Foto así… foto ‘asá’. Risas. Coqueteo. Tacones de punta símil zancos de malabaristas. Minifaldas. Vestidos largos. Bolsos desde el XXS al XXL sin término medio. Leve movimiento de la punta del zapato arriba y abajo que va dando pequeños golpes contra el suelo, también, al ‘compás’ de la música. Y ese chasquido de dedos entre el pulgar y el dedo mayor que toda canción o música puede adoptar hacen un resumen de lo que se puede encontrar en el sector femenino.
Los teléfonos móviles, las tabletas y las cámaras fotográficas son las encargadas de no dejar escapar ningún detalle por banal que parezca. Tapas de 5 centímetros cuadrados son retratables. Un pedazo de limón con el que se hizo tu ‘Gin Tonic’ también queda perfecto para Instagram. Y tuitear que estás en una terracita, con música, en el Open de Madrid, tomándote una cerveza y de relax, también es muy del postureo. Como si esto fuera poco, se dispone de un ‘photocall’ donde los consumidores pueden deleitarse y saciar su sed de postureo.
Uno de los trabajadores del stand de moda comenta – bajando la voz para que no lo escuchen ni clientes ni su jefe- : «Los que vienen a ver tenis de verdad se diferencian rápido: se toman una cerveza y se van a ver otro partido. Ahora, si te tiras más de dos horas clavado a la barra es que el tenis, tal vez, está en segundo plano«.
Pero justamente esto es lo que estaban buscando desde Estrella Damm. Poder hacer un lugar donde la gente, incluso sin entrada para el Mutua Madrid Open, pueda acceder a través de listas como si de una discoteca se tratara. Esa es la misión y objetivo que se pusieron y lo están logrando a la perfección. Las colas y la cantidad de gente abarrotando el lugar son la prueba más significativa que el marketing les está funcionando. Han dado en el clavo.
El postureo está de moda en Facebook, Twitter, Youtube, Instagram y todas las redes sociales habidas y por haber. Se trata de que la gente te vea. Que sepa que estás en ese lugar ‘cool’, que puedes levantar envidias, enseñándole al mundo esa ginebra tan rica, refrescante e inigualable que estás tomando en el mejor lugar que podrías estar.
Pero hay una frase que me marca y que es la que me decide a escribir estas líneas. Esas palabras que te llegan al oído y te hacen girar la cabeza a modo de negación como diciendo: ¿habré escuchado bien?
Son las 20:40 de la tarde noche madrileña. Hombre bien vestido, sonrisita sobradora, recién llegado a la Caja Mágica y con una Voll Damm doble malta en mano – esas que te dan el pelotazo rápido – se une a un grupo de gente con similares características:
– Ei, ¿qué tal? ¡Qué bien verte por aquí cabrón!
– Sí, vengo a ver a Nadal un ‘ratillo’…
– Rafa ya jugó, fue el partido de las 15:15…
– Hostia…
– Pero está jugando Ferrer con Haas ahora mismo.
– Bah.. para ver ‘eso’ me quedo en casa (risas) Pues nada, tocará quedarse aquí entonces…
Suficiente para mi. Me muerdo la boca y sigo mi camino. Me alejo e intento recapacitar sobre esa frase. No hay manera que le encuentre sentido, me dan ganas de charlar un rato con el hombre. Aunque pensándolo bien, sería en vano.
Diferentes maneras de vivir el Masters 1000 de Madrid. Ni una es la correcta ni la otra la errónea, simplemente opuestas y desencontradas. España es país de postureo y de esto no hay duda.
¿Esto es deporte o de porte?
