El Comité Olímpico Español cerró mayo con la entrega de sus Distinciones, placas y órdenes, en un acto celebrado en el auditorio Alfredo Goyeneche de la misma sede del COE.
El propio presidente del Comité Olímpico Español Alejandro Blanco hizo entrega de los veintinueve galardones, entre las placas olímpicas a clubs, federaciones y entidades deportivas, y las órdenes olímpicas a deportistas, entrenadores y a dirigentes federativos.
Entre los considerados por Blanco como “eje del deporte español” se concedieron once placas, tres de las cuales fueron a parar a las vitrinas de dos entidades pioneras del tenis en sus respectivos ámbitos, como el Real Club de Tenis Barcelona-1899 y el gijonés Real Grupo de Cultura Covadonga, y de la Diputación Provincial de Alicante (Alicante da sobrenombre al ATP Challenger Ferrero de Equelite).

Por la centenaria entidad catalana recogió la placa su vicepresidente Genaro Millet, mientras que por parte del club asturiano -donde se formó Pablo Carreño- lo hizo su director general Jesús Martínez.
Ante la entrega de las trece órdenes olímpicas a deportistas y entrenadores, Blanco, que los llamó “héroes”, dijo estar “convencido de que ningún comité olímpico del mundo puede presumir de dar una orden olímpica a deportistas de tanta transcendencia como vosotros. Sois únicos e irrepetibles”.

Entre los galardonados se hallaban representantes de ocho modalidades deportivas, destacando, por citar algunos, los baloncestistas Pau Gasol, Laia Palau y Sergio Scariolo, los jugadores de balonmano y fútbol Raúl Entrerríos y Sergio Ramos, la nadadora Gemma Mengual, la atleta Ruth Beitia, la amazona Beatriz Ferrer-Salat, el piloto de skeleton Ander Mirambell y el tenista Manolo Santana, cuyo reconocimiento recogió su viuda Claudia Rodríguez.
Las distinciones del COE tienen como objeto recompensar a personas y entidades sobresalientes por sus éxitos deportivos, como también por sus especiales aportaciones al movimiento olímpico y al deporte en general.
Y Manolo Santana cumplía con todo ello; no en vano, en sus casi veinte años en la alta competición (aunque con un breve paréntesis al inicio de la década de los ’70) sumó más de 70 títulos, estuvo entre los diez mejores del mundo durante siete años de principios de los ’60. Fue capitán del equipo español de Copa Davis, y disputó, como jugador, las finales de 1965 y 1967 en Australia sobre hierba.
Pero es que, además, Manolo tomó parte en el debut del tenis en los Juegos Olímpicos de México en 1968, como deporte de exhibición, y se hizo con la medalla de oro.
Santana le relató a Goyo Ybort que aquel evento era del que mejor recuerdo guardaba como integrante del equipo español. Dijo Manolo (hace siete años): “Mi mejor recuerdo es de cuando jugamos la olimpiada de México en 1968, que fue exhibición. Juan Antonio Samaranch, que era un hombre que tenía una visión increíble del deporte, me dijo un día: ‘Manolo el tenis tiene que estar dentro de las disciplinas de los Juegos’ y le dije: en qué puedo ayudarte. Me dijo, ‘yo ya he conseguido que en el 68 se juegue por primera vez de exhibición, y me han prometido que en el 72 entrará’. Se organizó el torneo en Guadalajara, me dio carta blanca para que yo pagara lo que tuviera que pagar a los jugadores; llevé a los mejores que había en aquel momento y tuve la suerte de ganar la medalla de oro y el dobles con Manolo Orantes. Fue una satisfacción enorme que le dimos a Juan Antonio y siempre, siempre que él podía, nos echaba una mano”.
