BRUNO BERGARECHE SANS
Rafael Nadal empezó a jugar al tenis profesional a los 15 años en 2001 y desde los 18 le han intentado enterrar. ¿Cuántas veces se ha escuchado a la gente decir «sí, es muy bueno pero con ese juego durará un par de años nada más»? Pues ya tiene 27 años y, como de costumbre, se ha tenido que desenterrar una vez más este año. Tras no acudir a Australia, tras caer con Zeballos en Viña del Mar, tras ser eliminado por Darcis en Wimbledon…pero estamos hablando de un tenista que ha ganado 21 de 21 partidos en pista dura este año, que ha ganado 10 de los 12 torneos que ha disputado (llegando a la final en dos de los que no ganó), incluyendo 5 Masters 1000, que había ganado 88 juegos consecutivos con su saque hasta que le rompió Gasquet en las semifinales del US Open, en definitiva estamos hablando de un hombre que siempre vuelve más fuerte y que se ha ganado el que no duden de él.
La pregunta entonces es, ¿no se cansará la gente de decir que está acabado y quedar en ridículo? El problema es que dudar y opinar a bote pronto es muy fácil y las palabras se las llevan el viento. Por lo tanto no hay consecuencias para aquellos que pronostican su final. La cuestión es que hoy Rafael Nadal, a sus 27 años, está a su mejor nivel acaba de ganar su segundo US Open, adjudicandose su 13º Grand Slam. Casi nada. Pero aún le tendrán que enterrar dos o tres veces más en su carrera. ¿Qué pasará si sobrepasa los 17 de Federer?