Casualidades de la vida: el tenista rumano Ion Tiriac ganó su último título individual ATP en Madrid, misma ciudad a la que introdujo en la segunda división del tenis mundial en 2002, y hasta hoy.
En mayo de 2021 se han cumplido 50 años de la victoria de Ion Tiriac en la 55ª edición del Concurso Internacional del Real Club Puerta de Hierro, que presentó cuadro de 64 jugadores.
El 9 de mayo de 1971, Tiriac se puso al otro de la red de su paisano y principal favorito, Ilie Nastase, y acabó ganándole por sorpresa en tres sets 7-5, 6-1 y 6-0. Ninguno de los contendientes había cedido set hasta la final.
Antes, Tiriac, que arrancó en el cuadro con un bye, se impuso en dieciseisavos y en octavos de final a los españoles Juan Carlos Arroyo (doble 6-0) y Juan Herrera (9-7, 6-4), respectivamente; en cuartos derrotó al sudafricano Raymond Moore por doble 6-2 y en semis al alemán Harald Elschenbroich (6-1, 6-4, 6-1), ganador en cuartos de final de Manolo Santana por 6-4 y 9-7.

Nastase, que también salvó primera ronda con bye, eliminó al colombiano William ‘Pato’ Álvarez (6-3, 6-4), al chileno Patricio Cornejo (6-3, 9-7), al brasileño José Edison Mandarino (6-1, 6-0) y al italiano Martin Mulligan -verdugo de Juan Couder en octavos de final- por 6-4, 6-3, 8-6.
Nastase y Tiriac, protagonistas de la Challenge Round de la Copa Davis dos años antes, ganaron ese mismo torneo de Puerta de Hierro en dobles (y 75.000 pesetas por ello) ante los brasileños Mandarino y Koch 6-4, 7-5, 3-6, 6-4. El mismo Mandarino fue campeón de mixtos junto a su esposa María del Carmen Hernández Coronado, al imponerse por 13-11 y 6-2 al dúo formado por Keldie-Shaw; y la propia escocesa Shaw fue la campeona individual femenina -también de dobles- al vencer a la australiana Hunt por 5-7, 6-1, 6-1.
No obstante, Nastase ganaría tres ediciones siguientes de Madrid, en 1972, 1973 y 1975, esta última a Manolo Orantes.
Aquella edición del internacional de Puerta de Hierro de 1971 (dotada con 825.000 pesetas para las cinco categorías, de las cuales 627.000 para el torneo individual y 210.000 pesetas para el campeón) no pudo comenzar con más figuras mundiales debido a la coincidencia de fechas con los campeonatos de Roma y acabó con muy buen ambiente y tres mil personas en graderío, en una jornada veraniega aunque con alguna nube con agua.
El entonces príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, la princesa Sofía y sus tres hijos asistieron a la penúltima jornada del torneo; mientras que Sofía, junto a dos ministros, asistió a la final.
Ante la princesa levantó su preciado título Tiriac, curiosamente en un año en que la organización del Concurso reconoció que éste pretendía ser la antesala de un gran torneo open que quería organizarse en Madrid.
Y con esta victoria, Ion Tiriac relevaba en el palmarés a Manolo Santana, quien mantenía su hegemonía en esta competición desde 1967.
Tiriac cerraba en Madrid su histórico de títulos individuales ATP, después de haber cosechado éxito, también sobre tierra batida, en Parioli, Palermo y Lugano en 1968; y en Múnich en 1970. Disputó otras 5 finales, cuatro en tierra y una en moqueta indoor, entre 1968 y 1972. Sin embargo, su mejor ranking mundial llegó hace justo 47 años, en junio de 1974, cuando alcanzó la posición número 55.

Pero Ion fue aún más lejos como doblista, siendo 19º del mundo en abril de 1979 y logrando 22 títulos, los dos últimos -uno en tierra y el otro en dura- junto a Guillermo Vilas en ese mágico 1979. Con el argentino -del que fue coach- triunfó en 8 torneos -incluido el indoor de Paris de 1978- y junto a Nastase logró la victoria en 11, los cuatro primeros en 1970 y entre ellos Roland Garros. También ganó al lado del polaco Wojtek Fibak, en Buenos Aires en 1977, de Orantes en Louisville y con el estadounidense Mike Estep en Valencia en 1973, todos sobre tierra.
Entre 1970 y 1979, Ion Tiriac protagonizó otras 24 finales de dobles. Fue subcampeón junto a Juan Gisbert Sr. en Des Moines (moqueta bajo techo, 1973) y Roanoke (1975), junto a Orantes en tres torneos sobre tierra (Hamburgo e Indianápolis) y hierba (Eastbourne) en 1973, ese mismo año -en el que luchó siete veces por el título- fue finalista de Hampton (moqueta indoor) con Jimmy Connors y del Barcelona 1, de nuevo junto a Estep; y en 1972 también acabó finalista sobre la tierra hamburguesa junto a Bob Hewitt.
Se despidió de las finales en 1979, logrando tres subcampeonatos con Vilas sobre dura, moqueta indoor y tierra.
Pero si de importantes finales hablamos, años antes, Ion había participado con Rumanía en las de Copa Davis de 1969, 1971 y 1972, todas frente al equipo de Estados Unidos de Stan Smith; logrando una victoria individual y otra en dobles junto a Nastase.
Tiriac, que inició su actividad deportiva como jugador de hockey llegando a ser olímpico en 1964, además de Vilas, fue coach del alemán Boris Becker y del francés Henri Leconte, entre otros; prosperó como inteligente hombre de negocios, pero no se alejó del tenis y asumió la titularidad -adquiriendo los derechos- del hoy masters 1000 de Madrid en 2002, contando con Santana como director.

La buena relación de ambos y su creencia de que Madrid era una buena plaza mundial prosperó: coincidieron en que “Madrid es la ciudad idónea para este torneo”.
Hay otro simpático vínculo en la vida de ambos, Manolo nació un día después, de un año antes, que Ion (9 de mayo de 1939).
Santana ya nos reconoció en anterior entrevista que había derrochado entusiasmo para, con Ion, traer un gran torneo a Madrid -del que fue director y desde 2018 presidente de honor-, afirmando: “Anteriormente, ya se vivía el tenis internacional en Madrid, pero lo que sí es cierto es que todo mi interés era porque el tenis estuviese siempre a la altura que yo creo; y pienso que cuando un país como España, pequeño, con las dificultades que había para jugar al tenis, que lleváramos al tenis donde lo llevamos, creo que tiene un mérito extraordinario”.
Tiriac, amante de Madrid y que coincidía con Manolo en el fundamento, partió de “las hazañas que ya en blanco y negro protagonizaron Santana, Orantes o Gimeno, por lo que la historia del tenis español se lo merecía desde hacía tiempo”.
De manera que la capital afloró en el calendario ATP a mediados de octubre de 2002 con un torneo Super 9, segundo nivel tras los grand slam, denominado Tennis Masters de Madrid, que reunió a 48 jugadores de talla mundial con una dotación de 3,4 millones de euros en premios.
Para celebrar el décimo aniversario del evento (2011), el propietario del mismo creó, por obra del suizo Roland Iten, el Ion Tiriac Trophy, una exclusiva joya de 96 piezas, con 33 diamantes, en columna, en la que se integran raquetas con leyendas de triunfadores de grand slam -desde Lacoste, Perry o Laver-; donde la base de oro simboliza los cinco continentes y la localización de Madrid está indicada con un diamante de 0,33 quilates; mientras que la pieza la remata una pelota de tenis, a modo de bola del mundo, de oro de unos 5.000 quilates.
El trofeo sólo se lo llevará en propiedad aquel campeón y campeona que gane el torneo en tres ocasiones consecutivas; hasta ese momento, se hace acreedor de una réplica del mismo en plata.
Ahora, con ánimo de conmemorar los 50 años de aquella histórica victoria de Tiriac en Madrid y de repasar los orígenes del gran torneo capitalino, hemos realizado una pequeña entrevista al protagonista.

Hace 50 años de su triunfo en el torneo internacional de Puerta de Hierro ¿qué le gusta recordar de aquel torneo y del ambiente de tenis en Madrid?
“¡Ha pasado mucho tiempo desde que el Torneo Internacional Puerta de Hierro tuvo lugar en Madrid! Recuerdo que todos los jugadores españoles como Santana, Gisbert, etcétera participaron en esa gira. Creo recordar que Manolo Santana no pudo entrar en las semifinales, pero no recuerdo quien fue mi oponente en semis, aunque sé que gané contra Ilie en la final. ¡Eso fue hace 50 años!
¿Qué le movió a impulsar el Masters 1000 de Madrid? ¿Cómo nació la idea?
“En el año 2000 la lógica estaba ahí: España tenía un torneo de club muy bonito en Barcelona, el Trofeo Conte de Godó, y algunos otros eventos más pequeños. En el mismo periodo, España tenía más campeones de tenis ganadores de grand slam y ATP masters 1000 que todo el mundo junto. Por lo tanto, era lógico y obvio que un país como España, con la capital en Madrid, merecía un evento así”.
¿Qué se llevaría de las competiciones de 2021 a las de 1971?
Y ¿se traería algo del tenis de los años ’70 al de nuestros días?
“Las diferencias en el tenis entre 2001 y 1971 son enormes. Desgraciadamente, el tenis es el único deporte que no cambió casi nada en las reglas en los últimos 50 años. Por el contrario, se introdujeron otros cambios en los materiales: raquetas, pelotas, tejidos, zapatillas, etc. Todo esto llevó a un cambio en el perfil del campeón de tenis -hombres y mujeres-, a un aumento de la talla del jugador en un 10-20% aproximadamente. El juego es demasiado rápido, toma mucho del talento, pone mucho en la fuerza del atleta, haciendo el juego, obviamente, demasiado rápido. Para un buen juego la pelota tiene que aumentar de tamaño un 25%. Los eventos ya no tienen nada que ver con el torneo de tenis, sino que se han convertido en una organización profesional de eventos de decenas a cientos de millones cada uno”.

¿Hacia dónde cree que va el tenis como espectáculo?
“La velocidad restó mucho al espectáculo del tenis. Hoy en día es imposible hacer un drop shot con tanto efecto contrario que la pelota vuelva a botar en tu pista. Santana hizo 3 de ellos en la final de Roma, contra Mulligan en los años ‘60”.
¿Cree que los números 1 de su época lo volverían a ser hoy?
“Imposible comparar mis tiempos con los de hoy: seres humanos diferentes, raquetas diferentes, pelotas de tenis diferentes. No pueden estar en el mismo estadio de hoy. Laver, el último jugador del mundo que hizo el grand slam, medía 1,70 m y, probablemente, rondaba los 70 kg de peso; Nadal, Federer, están alrededor de 1,90 m y son tres veces más fuertes físicamente. No puedo comparar fuerza con fuerza”.