MARC RAMON I CORNET / BARCELONA
Esta última semana hemos conocido la baja de Carlos Moyá para Roland Garros, en la que parecía que podía ser su última participación en un Gran Slam. El Mallorquín, que lógicamente hubiera tenido recibido un wild card, ha tenido que renunciar por culpa de sus problemas físicos.
Moyá, que había participado en el torneo parisino en 13 ocasiones consecutivas, desde 1996 a 2008, parece que no podrá hacer una primera despedida del tenis en activo en el torneo más importante que figura en su palmarés. El veterano tenista, uno de los pocos en activo que ha sido número uno del mundo en la etapa moderna del tenis, conquistó la edición de 1998 tras superar a Alex Corretja en un torneo que tuvo a tres representantes españoles (ellos dos y Felix Mantilla).
Carlos Moyá, que en agosto cumplirá 34 años, está más cerca que nunca de la retirada del tenis. Al principio de la actual temporada parecía que el tenista podría escoger el Conde de Godó, que se disputa en su club, el Tenis Barcelona. Esta opción es la que escogieron por ejemplo Albert Costa, que jugó su último partido como jugador profesional en la edición de 2006, o Sergi Bruguera, que disputó su último partido ATP en 2002.
Tras no poder participar por lesión en el Godó de este año y tras la dura derrota ante Benjamin Becker en el Masters Serie de Madrid, parece claro que Moyá necesita buscar un torneo que le permita retirarse como se merece, porque estamos hablando de uno de los pocos jugadores que han superado las 500 victorias ATP y que ha llegado a la destacada cifra de los 20 torneos conquistados.
Con su actual ranking mundial, 515, y las dos únicas victorias que tiene en esta temporada, ante dos jugadores situados por encima del número 100 de la ATP (Tim Smyczek y Filippo Volandri), considero que sería bueno que Moyá escogiera un torneo donde tuviera opciones a despedirse muy dignamente tras una carrera increíble, que le llevó a ser el primer jugador español, antes que Ferrero y Nadal, en ser el número uno del mundo.
Umag es, sin ninguna duda, el torneo que tiene todo lo que Moyá necesita para despedirse del tenis. El torneo croata es un 250, en el que puede encontrarse a buenos jugadores como Davydenko, Ivan Ljubicic y todo la legión croata además de especialistas de tierra batida, entre ellos representantes de la armada, aunque raramente lo disputan TOP10. Los jugadores más destacados de la temporada suelen eludir este torneo, ya que es el que precede a la gran gira estadounidense (Washington, Toronto, Cincinnati, New Haven y US Open). El torneo croata se celebra a finales de julio, tiempo que parece suficiente para que Moyá se recupere de sus problemas físicos.
Estos argumentos son los que tenísticamente recomendarían a Moyá escoger Umag para su despedida, aunque los más importantes llegan desde una vertiente mucho más humana. Aunque Croacia está a miles de kilómetros de la Mallorca natal de Moyá, el torneo croata es, dejando aparte los que se celebran en España, donde más quieren, admiran y aplauden al jugador español.
En Umag veneran a Carlos Moyá, un jugador que siempre ha querido participar en este torneo, incluyendo etapas en las que los jugadores no eran muy proclives a ir a los Balcanes, una zona agitada por una de las peores guerras de los últimos años. Desde 1995 hasta 2008 el mallorquín nunca ha fallado en este torneo, incluyendo años en los que era Top10 y en los que lógicamente no le hacían falta los puntos que reparte este torneo.
Además de no faltar nunca a la cita croata Moya es, con mucha diferencia, el jugador que mejores registros presenta en este torneo. Lo ha ganado en cinco de las veinte ediciones celebradas hasta el momento, destacando el de 2007, el que significaba el vigésimo torneo de Moyá, último que figura en su palmarés.
En este último torneo el jugador recibió el trofeo de manos del presidente de Croacia, Stjepan Mesic. «Estoy feliz por haber alcanzado este logro en mi localidad predilecta del mundo”, señalaba un emocionado Moyá, agasajado por los políticos de aquél país. Se ha llegado a rumorear que desde Croacia le habían ofrecido algún cargo al jugador (director del torneo, en el ministerio de deportes…), al que sienten como un croata más, y al que en 2007 animaban y aplaudían tras cada punto como si se tratara de Cilic, Ljubicic, Karlovic o Ancic.
Seguramente su Mallorca natal esté preparando una despedida en la que no hay duda que estará Rafa Nadal, pero su retirada del circuito tendría que ser en Umag, sin duda el torneo más especial para Carlos Moyá. La relación entre el jugador mallorquín y el torneo representa perfectamente los valores que debe tener, y pocas veces es así, el deporte profesional. Un jugador que practicando su deporte apoyó y trató de ayudar a un país que pasaba por los peores momentos de su corta historia.
Tome la decisión que tome Carlos Moyá está claro que este es su último año en activo, momento perfecto para recordar su explosión como jugador, en 1997 en la lejanas tierras australianas. En el primer Grand Slam de aquella temporada un jovencísimo Moyá (20 años) sorprendió al tenis español derrotando a jugadores como Boris Becker (6º del mundo), Michael Chang (2º) y sólo cediendo en la gran final ante el mítico Pete Sampras (indiscutible número uno del mundo en aquél momento). Tras perder aquella final, un joven Moyá se despidió de todos los aficionados con una frase perfecta para finalizar este artículo: “Hasta luego Lucas”.